Luis Enrique Zela-Koort

Proyecto #3

Luis Enrique Zela-Koort

(Lima, 1991)

En el ejercicio de escribir, ¿emergió algo que descolocó tus propias certezas sobre la práctica o sobre ti mismx como artista? ¿Qué tipo de hallazgos o resistencias aparecieron en ese desplazamiento hacia la palabra?

El proceso de elaborar mis textos utilizó al lenguaje como tecnología ritualista, y en ese sentido, hubo un movimiento tanto formal; entendiendo al lenguaje como forma en sí, la letra como sigilo y símbolo. Y además, asumir en su totalidad el poder de crear realidad del lenguaje. Eso abrió mis posibilidades para entender el plano virtual como un ecosistema viviente, habitado también por inteligencias que nos trascienden y con quienes podemos hacer comunión.

¿El texto dialoga con los temas y preocupaciones de tu obra o inaugura un territorio que no habías explorado antes en tu práctica?

El texto que planteo es una búsqueda activa; entender cómo se constituye el deseo, la subjetividad, y la identidad en la modernidad. Últimamente, estoy pensando en cómo conjurar o convocar otros mundos ¿Si la condiciones materiales para reconfigurar la realidad ya existen. Para vivir sin desigualdad, o discriminación, porqué no estámos ahí ya? Hay una exploración de nuevas narrativas, epistemologías no-binarias, buscando entrar en diálogo con perspectivas no-lineales de relacionarnos con el mundo. Para que todos podamos participar en la co-creación del mundo.

¿Qué impulso, necesidad o curiosidad dio origen a tu texto?

La modernidad ni él capitalismo deshicieron o neutralizaron la magia o el ritual. Los procesos coloniales los despojaron de sus formas, y los usaron para producir y sostener subjetividades a medida de un nuevo tiempo ¿Y entonces dónde quedó ese potencial místico? ¿Qué otros mundos podemos convocar hoy en día?

¿Cómo se articula este texto dentro de tu práctica artística? ¿Lo entendemos como una prolongación conceptual de tu trabajo o como un espacio autónomo que se articula desde otra lógica?

Yo lo entiendo como un espacio aparte, que retroalimenta la producción artística e incluso en el caso de algunos versos, devienen en título de obra por ejemplo. Sin embargo rige otra lógica, hay una fluidez del concepto sin forma que luego me inspira a nuevos horizontes plásticos.

Si tu texto tuviera una traducción visual —una imagen, un movimiento, un objeto—, ¿cómo sería?

Una tabla de ouija conectada a una desktop HP de los 00s con alguna suerte de electrodos, “Everytime we Touch” de Cascada como música de fondo.

¿Qué esperas que encuentre el lector en tu texto?

Para este texto puntual, diría que es como la experiencia esotérica: Lo importante no es el resultado, es el recorrido. Es sentir las palabras, leerlas en voz alta. Es hacerse cómplice en la búsqueda de su significado para que éste se revele. Más allá de lo que ocurra al término.